Hasta hace años, hablar de distintas -no mejores ni peores- habilidades en hombres y mujeres era un tema tabú que sólo se atrevían a tratar algunas investigadoras, cuya condición sexual les protegía de posibles acusaciones de machismo. Pero recientemente, el economista estadounidense Lawrence Summers, presidente de la Universidad de Harvard, ha irrumpido en el debate como un elefante en una cacharrería. En unas desafortunadas declaraciones, que él mismo se ha apresurado en desmentir, sostenía que las mujeres están genéticamente menos capacitadas que los hombres a la hora de ponerse a hacer Ciencia.
Esta opinión, machista desde un primer punto de vista, no es del todo errónea.
Para Hugo Liaño, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Puerta de Hierro de Madrid, «los cerebros masculino y femenino vienen preparados de manera distinta», pero «las diferencias en capacidades intelectuales son muy pequeñas y pueden ser vencidas por la cultura y el nivel de aprendizaje». Así, la diferencia esencial entre el cerebro del hombre y el de la mujer es que en el primero «cada zona está más especializada». Sin embargo, «hablar de ventajas o inconvenientes» entre un sexo y otro «es una tontería». Algunas de las diferencias han sido ya estudiadas científicamente.
Entre esas diferencias, destacan cuestiones como las siguientes:
- Ellos son más aptos para las matemáticas y, gracias a la testosterona, poseen un mayor sentido de la orientación y del cálculo.
- Ellas son más aptas para la comprensión y expresión literarias. Durante la ovulación y la menstruación, ganan en capacidad lingüística y expresan mejor los sentimientos (si yo ovulara, escribiría mejor :)
No obstante, queridos/as lectores/as, no cabe duda que no se puede generalizar, puesto que hay mujeres con una tremenda capacidad de cálculo y hombres con un gran sentido de la expresión literaria.
En lo que si podemos generalizar, es que hombre y mujeres son y deben ser iguales, y las pretensiones de machistas marcados por la tradición y de feministas reprimidas y amargadas deben quedar en un segundo plano.
No cabe duda que se ha recorrido un largo camino hacia la igualdad, pero ese camino choca continuamente con obstáculos a pequeña y a gran escala. Y uno de esos grandes obstáculos se llama ONU, organización que lucha por la igualdad pero que al mismo tiempo, permite que naciones como Irán, dónde la mujer es considerada un ser inferior y dónde se persiguen a homosexuales, forme parte de ella.